Como su amigo Thomas Szasz, Friedman fue, ya desde los inicios de la Guerra contra las Drogas, a principios de los años setenta, uno de sus más lúcidos y fervientes críticos. A diferencia de la ONU, que hace ocho años pronosticaba un mundo libre de drogas para 2008, Friedman acertó de pleno al advertir de que cada paso dado en la dirección prohibicionista y represiva nos acercaría más al abismo. Sirva como ejemplo esta carta enviada en 1990 al entonces zar antidroga estadounidense, William Bennett
«Usted no está equivocado al creer que las drogas son una maldición que está devastando a nuestra sociedad. No está equivocado al creer que las drogas están destruyendo el tejido social, arruinando la vida de muchos jóvenes e imponiendo un pesado costo a los más desfavorecidos de nuestra sociedad. No se equivoca al creer que la mayoría del público comparte sus preocupaciones. En resumen, usted no está equivocado en cuanto a los fines que trata de lograr.
Su error consiste en no reconocer que son precisamente las medidas que usted favorece la principal causa de los pecados que deplora. Por supuesto que la demanda es el problema, pero no sólo la demanda, sino la demanda que opera a través de la represión y de canales ilegales. La ilegalidad da lugar a obscenas utilidades que financian tácticas homicidas de los capos de la droga; la ilegalidad conduce a la corrupción de funcionarios encargados de aplicar la ley; la ilegalidad monopoliza los esfuerzos de los funcionarios honestos de manera que no cuentan con recursos para combatir delitos más evidentes como los atracos, los hurtos y los asaltos.
Las drogas son una tragedia para los adictos, pero criminalizar su uso o consumo convierte esa estrategia en un desastre para la sociedad, para los usuarios y los no usuarios. Nuestra experiencia con la prohibición de las drogas no es sino una réplica de nuestra experiencia con la prohibición del alcohol.(...) La descriminalización de las drogas es hoy todavía más urgente que en 1972, pero debemos reconocer que el daño causado en el entretanto no puede ser borrado, por lo menos no inmediatamente. Posponer la descriminalización sólo empeorará el problema y lo hará menos tratable.»
Más de quince años perdidos, miles de muertos y encarcelados, los cárteles locales se han convertido en imperios transnacionales que controlan la política, la economía, la justicia y el ejército de algunos estados ¿Cuánto tardarán los gobiernos mundiales en entrar en razón? Imposible saberlo.
Carta abierta de Milton Friedman a William Bennet, de la Oficina Nacional para el Control de Drogas de Estados Unidos.
Prólogo de Friedman para "Después de la prohibición: Una aproximación adulta a las Políticas sobre Drogas en el siglo XXI"
¿A quién beneficia y a quién perjudica la prohibición de la marihuana?
Entrevista con Friedman en liberalismo.org
6 comentarios:
Uno menos
Milton Friedman no fue enemigo de los regímenes totalitarios, como bien sabe Augusto Pinochet. Los profesores neoliberales pueden tener el prurito intelectual de denostar la prohibición de las drogas. Mientras, los financieros, empresarios y políticos a los que legitiman se parten la caja de risa.
No entro en las teorías económicas de Friedman porque no es el tema de este weblog. En cuanto a su trayectoria antiprohibicionista, fue consistente y profética, dado que ya en 1972 pronosticó que la guerra contra las drogas lanzada por Nixon no iba a funcionar. Eso es lo único que me interesa del personaje, y en este asunto concreto la postura de la izquierda suele ser bastante patética. El día en que surja un antiprohibicionista similar a Friedman desde las filas de la izquierda postmarxista, lo alabaré con el mismo énfasis.
Efectivamente, la política sobre drogas es patética en general y lo es aún más la de la izquierda (que debería supuestamente ser más sensible a sus consecuencias). Pero yo sólo me refería a que:
1) Milton Friedman no estaba en contra del totalitarismo, ni de las libertades ni de las intromisiones estatales. Y, por cierto, tampoco ganó el premio Nobel de Economía porque no existe tal premio.
2)Las opiniones de Friedman sobre drogas fueron completamente irrelevantes. Además, no entendió- o no quiso entender- la función esencial que cumple la prohibición en el intervencionismo a todos los niveles de los EEUU en Latinoamérica y en el flujo de capitales a nivel internacional. El narcotráfico es uno de los pilares del sistema que defendió hasta su muerte. Lo dicho: uno menos.
Pues para no existir el Premio Nobel de Economía, se lo han dado a un montón de gente.
Deberías leer más sobre la postura antiprohibicionista de Friedman, porque estás muy pez. Hay varios enlaces en esta entrada que te vendrán muy bien.
Internet es nuestro amigo pero no siempre dice la verdad:
http://es.wikipedia.org/wiki/Premio_Nobel_de_Econom%C3%ADa
La postura de Friedman era eso, una postura. Para los financieros y políticos a los que asesoraba no pasaba de ser una travesura intelectual de un sabio útil. Suele pasar. A los intelectuales les encanta embelesarse con una revolución o con el libre mercado mientras las víctimas caen como moscas.
Por lo demás, llevo leyendo tu blog desde hace mucho y voy a seguir haciéndolo.
Gracias por la precisión sobre el Premio Nobel de Economía.
Eres muy libre de considerar la actitud antiprohibicionista de Friedman como una pose, pero yo creo que era una convicción firme que mantuvo hasta el final. Eso de embelesarse con revoluciones es más propio de gente como García Márquez, Saramago, Cortázar, etc.; estoy de acuerdo contigo en que suelen hacer caso omiso de las víctimas que caen como moscas y añado que su apoyo a los sátrapas de turno suele ser mucho más entusiasta que el de Friedman a Pinochet. Gracias por leerme y por tus comentarios, que el personal no suele hacerlos en este blog.
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