
Según un artículo publicado en el último número de la revista
Alcohol and Drugs Findings, la mayor campaña antidroga impulsada por el gobierno de EE UU no sólo fue totalmente inútil a la hora de alejar a los jóvenes de las drogas, sino que tuvo efectos opuestos a los que pretendían sus promotores. Fue en 1998 cuando el Congreso estadounidense aprobó con el apoyo de los dos partidos mayoritarios la
National Youth Anti-Drug Media Campaign, una ambiciosa iniciativa destinada a reducir el consumo juvenil de drogas.
El coste de la campaña fue de más mil millones de dólares, y en ella participaron todas las grandes cadenas de TV, que por cada espacio publicitario comprado por la ONDCP (oficina federal antidroga estadounidense) se comprometían a donar un tiempo equivalente en propaganda gratuita. La campaña recibió durísimas críticas que iban desde el uso ilegal de fondos federales hasta la propaganda engañosa, pasando por la creación de dudosos vínculos entre consumo de drogas y terrorismo, pero lo peor estaba por llegar.

Cuando el NIDA comenzó a evaluar los resultados de la campaña en 2002, los expertos no salían de sus asombro. Cuanto más recordaban la campaña los chavales, más favorable era su actitud hacia el consumo y menos capacitados se sentían para resistirse a eventuales ofertas de probar el cannabis. Otro importante efecto rebote fue que, al serles presentado el consumo de cannabis como algo generalizado entre sus pares, los menores hacían abstracción del mensaje principal ("no tomes drogas") y se quedaban con el mensaje secundario ("todo el mundo lo hace").
Tras esta evaluación, se aplicaron algunos cambios (un mayor énfasis en los daños del cannabis, la elevación de la edad del público objetivo), pero los resultados fueron idénticos. La desalentadora conclusión fue que la actitud de los jóvenes hacia el cannabis era independiente de su exposición a esta carísima campaña: 1.000 millones de dólares tirados a la basura. Los intentos de la ONDCP por extraer alguna consecuencia positiva de la campaña mediante la manipulación de los datos no convencieron al Congreso estadounidense, que prefirió fiarse de la evaluación del NIDA.

No es de extrañar, pues, el severo dictamen de la ONG Ciudadanos Contra el Despilfarro Gubernamental (de cariz más que conservador) que, en mayo de 2005 calificó la campaña como uno de los más graves episodios de despilfarro de recursos públicos y le dedicó durísimos epítetos tales que:
"El programa de la ONDCP no ha sido más que una cortina de humo disfrazada de proyecto educativo, pero creada en realidad para torpedear las iniciativas estatales sobre marihuana(...) la campaña violó las leyes federales sobre propaganda, no redujo el uso de drogas en la juventud y no ha producido ningún resultado significativo"Las preguntas inevitables: ¿Las campañas de la FAD y el Plan Nacional Sobre Drogas se someten a algún tipo de evaluación? ¿No estaremos despilfarrando recursos que se podrían dedicar a cosas más útiles? ¿Tendrán algo que ver las campañas antidroga españolas con el aumento del consumo juvenil en nuestro país? Mucho nos tememos que ningún responsable gubernamental va a dar respuesta a estas preguntas.
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Boomerang ads - US government?s biggest ever attempt to use the media to turn US youth away from drugs- Artículos relacionados:
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