Las campañas institucionales contra las drogas tienen algunos puntos de contacto con las canciones del verano y con las películas porno. Siguiendo la máxima, "La ociosidad es la madre de todos los vicios", y teniendo en cuenta que el ocio vacacional se concentra en el verano, no es de extrañar que sea en estas fechas cuando aparecen al mismo tiempo los soniquetes y las pachangas que nos torturan sin piedad desde chiringuitos y barracas de feria, y las vallas, cuñas y spots que pretenden impedir que caigamos en prácticas contrarias a la Salud Pública.
Por otro lado, de este tipo de campañas se podría decir lo mismo que algunos dicen de las películas porno: "vista una, vistas todas". También es propio del porno buscar una conmoción en el espectador pero, si en el cine X cada cual termina por encontrar el subgénero que más se ajusta a sus gustos y aficiones, las campañas antidroga adolecen de una monotonía y una falta de imaginación atroces, y sus efectos sobre sus supuestos destinatarios son más que discutibles. A las cifras de aumento del consumo y a las declaraciones de los próceres antidroga me remito.
Por otro lado, de este tipo de campañas se podría decir lo mismo que algunos dicen de las películas porno: "vista una, vistas todas". También es propio del porno buscar una conmoción en el espectador pero, si en el cine X cada cual termina por encontrar el subgénero que más se ajusta a sus gustos y aficiones, las campañas antidroga adolecen de una monotonía y una falta de imaginación atroces, y sus efectos sobre sus supuestos destinatarios son más que discutibles. A las cifras de aumento del consumo y a las declaraciones de los próceres antidroga me remito.
Este año ha habido un reparto de papeles entre la FAD y el PND. Si en su anterior campaña veraniega la FAD resucitaba la imagen del gusano -que tan pobres resultados obtuvo hace diez años- y en octubre acudia al "¡nene, caca!", esta vez nos deleita en su campaña de TV con un plagio apenas disimulado de Requiem For a Dream: Unos chavales "alternativos" salen del WC después de meterse unas filas y se ven transportados a un plató de TV donde se juega a la Rueda de la Fortuna, pero en hiperchungo. Vamos, el meme tan manido de "tomar drogas es como jugar a la ruleta rusa". Desde luego que, tal y como está la tele, la alucinación cocaínica que se muestra en el spot da muuucho miedo.
La campaña en vallas es distinta, pero su intención no deja de recordarnos a la del del anuncio del comecocos que devoraba neuronas. Se muestra a una parejita modelna con cara de llevar varios meses sin sexo y con la parte superior de la cabeza cuadriculada con unos rótulos que rezan "raya", "pasti" "porro" y unos huecos que, imagino, hacen referencia a las neuronas que van cayendo como iraquíes bajo las bombas de la insurgencia. Debajo, el poco imaginativo eslogan de la campaña: "Cada vez cuenta". Menos mal que los creativos publicitarios (poco aficionados a la cocaína, como todo el mundo sabe) no cobran por esta labor social, porque de ninguna de las drogas citadas se puede decir, sin mentir con el mayor de los descaros, que produzcan daño neuronal, transitorio o permanente. Cabe destacar que las campañas donde se equipara el consumo de cannabis al de otras drogas como la cocaína sólo pueden tener el efecto de incrementar el uso de esta última. Que no se nos vengan quejando dentro de unos años cuando suban aún más los porcentajes de uso de coca entre los jóvenes.
Por su parte, el Plan Nacional sobre Drogas ha concentrado sus esfuerzos en aumentar la cacareada percepción del riesgo. El símbolo de este riesgo (en este caso no hay diferencias entre publicidad televisiva y estática) es un balón erizado de alambre de espino, arrojado a una cancha donde juegan a baloncesto unos jóvenes, por un tétrico personaje envuelto en un gabán negro. El eslogan, que se puede interpretar como una advertencia pero también como un reto, es "Drogas: ¿te la vas a jugar?". La mera comparación entre algo que sólo puede producir daño con algo que puede causar dolor pero también placer, es ya un mal punto de partida, pero el eslogan ambiguo y la figura siniestra (a muchos adolescentes les encanta todo lo siniestro) terminan por arruinar cualquier virtud que pudiera tener la campaña.
No se entiende muy bien el empecinamiento de las autoridades sanitario/policiales en estas estrategias de probado fracaso. De vez en cuando surge alguna voz que pide un cambio en el enfoque de las campañas, se insiste en que el recurso al miedo no sólo no funciona, sino que incluso puede ser incitador, se habla de apelar a la responsabilidad y a la capacidad para tomar decisiones de los adolescentes... pero todas estas buenas palabras se quedan en nada y, como el yonqui que corre en busca de su camello al salir de una cura, los narcocruzados vuelven siempre a las andadas. Y es que de las drogas se puede salir, pero la adicción de nuestros gobernantes al prohibicionismo y a la mala propaganda es un mal crónico que merecería ser estudiado a fondo.
2 comentarios:
y tienes alguna idea de eslogan eficaz?
Cualquiera que haga hincapié en el buen uso de drogas en lugar de en la abstinencia, pero como esta panda de ignorantes no son capaces de concebir tal cosa, tardaremos en ver una campaña de este tipo
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