No debería haberlo dejado pasar, pero Shanmugam Murugesu fue ahorcado en Singapur en la madrugada del pasado 13 de mayo, tras la negativa del Primer Ministro de esta cloaca a escuchar las peticiones de clemencia recibidas. Que la sangre de este hombre caiga sobre su cabeza y sobre la de todos los compasivos budistas que permiten esta intolerable situación. Otros ocho desgraciados podrían correr la misma suerte en los próximos meses.
Decía Churchill que la democracia se distingue de otros sistemas políticos en que, cuando llaman a tu puerta a las cinco de la mañana, sabes que no puede ser nadie más que el lechero. Me pregunto que pensaría el inveterado fumador de puros sobre una reciente actuación de la policía británica que, en una acción coordinada, irrumpió de madrugada en los domicilios particulares de 22 ciudadanos que habían cometido el tremendo delito de comprar vía web una serie de sustancias no contempladas en las famosas listas de la ONU. The Guardian/The Observer da la noticia en un artículo bastante cuidado, pero se echa en falta una valoración de tan lamentable suceso. La información se complementa con una entrevista con uno de los detenidos, condenado a pagar una multa de 600 libras. Peor suerte ha sufrido uno de los proveedores de estos productos en EE UU, a quien le ha caído una draconiana pena de más de 400 años de cárcel. Esta dureza contrasta con la lenidad mostrada el pasado mes de marzo con los cinco soldados estadounidenses detenidos en Colombia por transportar 16 kgs. de cocaína en un avión militar, pero ya estamos curados de espantos con algo que es el pan nuestro de cada día.
El laboratorio secreto del doctor Once Dedos
Mucha repercusión ha tenido en los media españoles el desmantelamiento de un supuesto laboratorio dedicado a la fabricación de metanfetamina en forma de cristal (conocida como Ice, Crystal y Crank en EE UU). Si digo "supuesto" es porque la propia policía declaró que esta droga se traía de Holanda y porque entre el material incautado no se mencionan precursores o equipos de química. Además, sería muy extraño que coincidieran en el mismo lugar el punto de venta al público y el de elaboración de la sustancia.
A pesar de los desmentidos de José Cabrera (más que improbable experto en drogas) han sido muchos los medios que, basándose en las declaraciones del jefe de la sección de Estupefacientes de Madrid, José Luis Conde, han destacado que esta droga causaría Alzheimer, una afirmación que carece del menor fundamento. En cualquier caso, estamos ante la aparición en nuestro país de una sustancia cuyo consumo no se había detectado hasta la fecha. El gran relieve que ha obtenido esta historia (unido a datos facilitados irresponsablemente, como su bajo coste de fabricación y el alto precio de venta) no puede tener otro efecto que contribuir a su propagación.
Decía Churchill que la democracia se distingue de otros sistemas políticos en que, cuando llaman a tu puerta a las cinco de la mañana, sabes que no puede ser nadie más que el lechero. Me pregunto que pensaría el inveterado fumador de puros sobre una reciente actuación de la policía británica que, en una acción coordinada, irrumpió de madrugada en los domicilios particulares de 22 ciudadanos que habían cometido el tremendo delito de comprar vía web una serie de sustancias no contempladas en las famosas listas de la ONU. The Guardian/The Observer da la noticia en un artículo bastante cuidado, pero se echa en falta una valoración de tan lamentable suceso. La información se complementa con una entrevista con uno de los detenidos, condenado a pagar una multa de 600 libras. Peor suerte ha sufrido uno de los proveedores de estos productos en EE UU, a quien le ha caído una draconiana pena de más de 400 años de cárcel. Esta dureza contrasta con la lenidad mostrada el pasado mes de marzo con los cinco soldados estadounidenses detenidos en Colombia por transportar 16 kgs. de cocaína en un avión militar, pero ya estamos curados de espantos con algo que es el pan nuestro de cada día.
El laboratorio secreto del doctor Once Dedos
Mucha repercusión ha tenido en los media españoles el desmantelamiento de un supuesto laboratorio dedicado a la fabricación de metanfetamina en forma de cristal (conocida como Ice, Crystal y Crank en EE UU). Si digo "supuesto" es porque la propia policía declaró que esta droga se traía de Holanda y porque entre el material incautado no se mencionan precursores o equipos de química. Además, sería muy extraño que coincidieran en el mismo lugar el punto de venta al público y el de elaboración de la sustancia.
A pesar de los desmentidos de José Cabrera (más que improbable experto en drogas) han sido muchos los medios que, basándose en las declaraciones del jefe de la sección de Estupefacientes de Madrid, José Luis Conde, han destacado que esta droga causaría Alzheimer, una afirmación que carece del menor fundamento. En cualquier caso, estamos ante la aparición en nuestro país de una sustancia cuyo consumo no se había detectado hasta la fecha. El gran relieve que ha obtenido esta historia (unido a datos facilitados irresponsablemente, como su bajo coste de fabricación y el alto precio de venta) no puede tener otro efecto que contribuir a su propagación.
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