
Este liberalismo de conveniencia, que pone el grito en el cielo cuando se trata de regular el daño a terceros del tabaco, la publicidad del alcohol dirigida a menores y de exigir el respeto a los convenios firmados por una multinacional de la hamburguesa, se desmorona como un castillo de naipes cuando alguien denuncia la única prohibición realmente vigente en España: la que nos ha convertido, no en un "paraíso de las drogas", como afirma el mentecato del Partido Popular, Daniel Sirera, sino de las mafias, la corrupción rampante y el lavado de dinero, asuntos que deberían ocupar la primera fila del debate público en España. Claro que, dada la trayectoria del primer partido de la oposición, que se empeña en dar realce a toda una serie de cuestiones que sólo interesan a sus acólitos mientras oculta, minimiza o niega su papel en este estado de cosas, no cabe esperar un abordaje serio por su parte de los numerosos problemas asociados a una política de drogas tan ineficaz como injusta.
No es de recibo acusar de oportunismo electoralista a Joan Saura en lo que concierne a la legalización. En la entrevista que ha generado la polémica le preguntaron sobre este asunto y, en lugar de salirse por peteneras, como habrían hecho muchos, expresó su postura y la de su partido, que son -o deberían ser- de dominio público:
"A la Mesa del Congreso de los DiputadosBOLETÍN OFICIAL DE LAS CORTES GENERALES
Al amparo de lo establecido en el artículo 124 y siguientes del Reglamento de la Cámara, el Grupo Mixto presenta, a instancia del Diputado Joan Saura Laporta, de Iniciativa per Catalunya-Verds, la siguiente Proposición de Ley de modificación de la Ley Orgánica 1/ 1992, de 21 de febrero, sobre protección de la seguridad ciudadana, en relación con la tenencia de drogas para el consumo propio."
No es la primera vez que un miembro de ICV se pronuncia a favor de la sensatez en la política de drogas, si bien esta propuesta ha tenido mucha más repercusión que otras anteriores. Sería de esperar un poco más de coherencia de una derecha que sólo es antiprohibicionista para lo que le conviene y que, en cuanto alguien se sale del discurso aceptado por el pensamiento único sobre drogas, hace buena la cita de Macbeth "Un cuento narrado por un idiota, lleno de ruido y furia y que nada significa".
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