Hace poco más de un año, Science publicó un sensacional descubrimiento del doctor ecuatoriano George A. Ricaurte: El Éxtasis (MDMA) afectaba a la producción de dopamina y podía ser el causante de una futura epidemia de Parkinson precoz entre los jóvenes usuarios de esta droga. El estudio fue muy criticado -algo habitual cuando se trata de Ricaurte-, tanto en EEUU (MAPS), como en España (Energy Control), pero las muy razonadas críticas de estas dos organizaciones fueron pasadas por alto por los medios de comunicación en favor de la enésima historia de terror sobre las "Pastillas del Diablo". Como decía recientemente Antonio Escohotado en El Mundo: "Esta es una miseria específica de los medios, la preferencia por alarmar, en contraposición con la tendencia que pide calmar.".
Un año después, Ricaurte se ha retractado con muy pobres excusas, quedando en evidencia ante toda la comunidad científica y dejando el prestigio de Science por los suelos. Sin embargo, los medios que en su día dieron pábulo a sus tesis se han mostrado bastante remisos a la hora de dar a conocer la retractación y, los que lo han hecho, no han concedido a este fiasco monumental el relieve que merece. Más grave aún es que medios especializados, como psiquiatria.com o diariomedico.com guarden a día de hoy un sospechoso silencio sobre este asunto, cuando hace un año dieron cumplida cuenta del hallazgo de Ricaurte. Tampoco el Plan Nacional sobre Drogas ha recogido la noticia en su revista de prensa, algo que no sorprende si tenemos en cuenta que el propio Delegado del Gobierno, Gonzalo Robles -tan querido en esta web- ,se dedicó a promocionar el descubrimiento de Ricaurte con gran aparato propagandístico en ruedas de prensa y foros profesionales.
No estamos ante un error aislado, sino ante la culminación de una carrera científica -la de George A. Ricaurte- basada en el fraude y en la abyección al dictado de las agencias antidroga, y como prueba de ello, aquí va un artículo publicado el pasado 11 de septiembre en el semanario californiano LA Weekly. Mucho nos tememos que lo sucedido no va a provocar grandes cambios en los modos de nuestros penosos medios de comunicación, abonados permanentemente al sensacionalismo y a la creación de alarma social en todo lo referente a las drogas ilegales.
Tu cerebro y la seudociencia:
Destacado investigador del Éxtasis se retracta de un importante estudio
Judith Lewis
L.A. Weekly
11 de septiembre del 2003
No todo el mundo quedó sorprendido el pasado fin de semana cuando el doctor George A. Ricaurte, de la facultad de Medicina de la Universidad John Hopkins, publicó en Science una retractación de un estudio, publicado anteriormente en dicha revista, en el que se afirmaba que la MDMA ("Éxtasis") afecta negativamente al funcionamiento de la dopamina en dos especies de primates. En su propio nombre y en el de otros cuatro autores del trabajo, incluida su esposa, Una Mc Cann, Ricaurte admitía: "la droga utilizada con todos los animales menos uno provenía de un envase cuyo contenido era d-metanfetamina (un conocido tóxico para la dopamina), en lugar de la sustancia que supuestamente debía contener, MDMA racémico". Ricaurte y sus colegas responsabilizaron al laboratorio por la confusión en el etiquetado de las dos drogas, pero otros expertos en este campo ya habían criticado anteriormente otros estudios de Ricaurte.
Según algunos científicos, Ricaurte, que obtiene una sustanciosa financiación del NIDA norteamericano (Instituto Nacional para el Abuso de Drogas), ha omitido con frecuencia datos que podrían minar su pretensión de que incluso dosis bajas y ocasionales de MDMA pueden causar daño cerebral (un argumento que ha venido siendo utilizado para impedir la investigación de las posibles aplicaciones terapéuticas de esta droga).
Rick Doblin, director de MAPS (Asociación Multidisciplinar para el Estudio de los Psiquedélicos), sostiene que los errores metodológicos de Ricaurte se remontan a mediados de los años ochenta, cuando Ricaurte inició sus ensayos sobre dosis inactivas en ratas y monos para determinar su mínima dosis tóxica. En un estudio en el que Doblin colaboró en la obtención de los monos, Ricaurte "empezó administrando a los animales 2,5 mg. por kilo de peso, con una frecuencia de ocho dosis a lo largo de dos semanas", explica Doblin. Al no encontrar evidencia de daño cerebral, Ricaurte aumentó la dosis hasta 5mg./kg. -dos o tres veces más que el equivalente a una dosis terapéutica o recreativa en humanos. Esta vez, los cerebros de los monos mostraron signos de daño en las neuronas serotoninérgicas. Sin embargo, cuando Ricaurte publicó los resultados en 1988, se centró exclusivamente en la toxicidad de la MDMA, omitiendo cualquier dato sobre una dosis segura de esta droga.
Más tarde, Ricaurte participó en un estudio con científicos de la Universidad de Yale sobre "El desafío del L-Triptófano". Los sujetos del estudio, que fueron reclutados de entre los participantes en un estudio previo llevado a cabo cuando Ricaurte estaba en Stanford a mediados de los años ochenta, volaron hacia Connecticut desde la Costa Oeste, donde se les administró L-Triptófano -un aminoácido que se encuentra en grandes cantidades en la leche y la carne de pavo y que mucha gente utiliza como inductor del sueño. Tras esto, los sujetos, sedados y bajo los efectos del jetlag, fueron sometidos a pruebas de memoria y de inteligencia.
Pese a todo, los sujetos obtuvieron unos excelentes resultados. En una carta dirigida a Doblin, Charles A. Opsahl, un psicólogo de Connecticut que evaluó los resultados, escribió, "la mayoría de los sujetos obtuvo puntuaciones en el rango medio-alto o incluso superiores". Con todo, hubo algunos fallos en las pruebas de memoria que, en opinión de Opsahl, podrían estar "relacionadas con el cansancio del viaje, por estar en un entorno nuevo o por alguna alteración de otro tipo..."
Pero cuando los investigadores, Ricaurte incluido, informaron sobre el estudio en 1992, Doblin quedó estupefacto: al ser publicados los resultados no se hacía mención alguna a las citadas explicaciones alternativas. De igual forma, se omitió cualquier referencia a la procedencia geográfica de los sujetos del ensayo: según el doctor Charles Grob, un psiquiatra del centro médico de Harbor/UCLA que obtuvo la primera autorización de la FDA para estudiar los efectos de la MDMA en humanos y ha publicado numerosas críticas de los estudios de Ricaurte, los sujetos ya habían mostrado bajos niveles de serotonina en un ensayo previo, lo que podría haber afectado a sus funciones neurológicas. "(Ricaurte) hizo el reclutamiento desde el nivel más bajo del espectro", afirma Grob, "y nunca llegó a admitir que había un sesgo previo a la selección".
"Esto es muy típico en la investigación al estilo Ricaurte", dice Grob. "Fallos metodológicos, trucos de prestidigitador y presentación sensacionalista a los medios de comunicación". El trabajo de Ricaurte no sólo ha supuesto un obstáculo a la investigación seria sobre el potencial terapéutico de la MDMA, "sino que ha desviado nuestra atención de los riesgos reales asociados a la MDMA -como la hipertermia o la arritmia cardíaca-, que son los que deberíamos estar investigando."
Incluso la infame postal del NIDA que representaba una imagen de Tomografía por Emisión de Positrones (PET) que Ricaurte realizó en 1998 y en la que se comparaba una muestra de un cerebro rico en serotonina frente a otro sin ella, estaba basada en evidencia manipulada, afirma Doblin. "El método correcto habría sido tomar de cada grupo -usuarios y no usuarios- una imagen de la persona más cercana a la media y comparar las dos. Por el contrario, escogieron de los extremos, para un efecto más dramático."
Ricaurte estaba volviendo de un viaje a Suiza y no pudimos recoger sus comentarios, pero ha insistido en que su retractación sobre el ensayo de la dopamina no tiene nada que ver con sus investigaciones anteriores. El año pasado declaró a esta publicación: "No hay muchas drogas de abuso con el potencial de causar daño neuronal. La MDMA presenta riesgos únicos en este aspecto." Doblin insiste justo en lo contrario, que la MDMA no sólo es una droga inusualmente benigna, sino que tiene un enorme potencial para aplicaciones terapéuticas.
Doblin espera ahora que la retractación de Ricaurte ayude a impulsar el inicio del estudio, financiado por MAPS y aprobado por la FDA, sobre el potencial terapéutico de la MDMA en el trastorno de estrés pos traumático, que había quedado aparcado por causa de esta polémica. "Ricaurte ha supuesto un freno para la investigación de los efectos terapéuticos de la MDMA porque se ha convertido en el portavoz de toda la comunidad científica en este ámbito. Toda su carrera está ahora basada en la presunción de que una sola dosis de MDMA es peligrosa".
Artículo original
Tres expertos denuncian el sesgo y los prejuicios en la investigación sobre la MDMA
Artículo referenciado en El Mundo y polémica científica
Sorted: Ecstasy facts and fiction(septiembre de 2002)