26 octubre 2005

Conservadurismo compasivo y marihuana

pincha para ver la imagen en grandeEl conservadurismo compasivo aplicado a la medicina moderna:

- Si tienes retortijones en el estómago, vomita
- Si no puedes absorber nutrientes por tu sistema digestivo defectuoso, métetelos por la vena.
- Si padeces un dolor crónico tan severo que desearías morir, sufre.
- Si tu artritis es tan grave que tus miembros adquieren la forma de un pretzel momificado, toma un baño con sales de Epsom.
- Si te estás muriendo de hambre porque tu tratamiento con quimioterapia contra el cáncer o contra el SIDA te ha robado el apetito, oblígate a comer.
- O toma medicamentos que empeoran tu enfermedad. O pasa por el quirófano. O muérete.

Este el mensaje de la Administración Bush para los enfermos y los agonizantes de EE UU: sufre, aguanta el dolor o muérete pero, hagas lo que hagas, no uses marihuana, ni siquiera en un estado donde la mayoría de tus conciudadanos haya votado a favor de que puedas hacerlo.

Más en:
Do No Harm: A Doctor's Hypocritical Oath
(Primero, no dañar: El juramento hipócrita)

20 octubre 2005

Ciudad de Dios: próximamente en los barrios marginales europeos

Ze pequenho viene a EuropaLa imagen de un crío menor de diez años enarbolando una pistola y traficando con cocaína es corriente en Hispanoamérica desde hace muchos años y, gracias a la espléndida película de Fernando Meirelles, la durísima realidad de los niños de la calle se conoce un poco más en todo el mundo. Que se conozca no quiere decir que se tomen medidas para cambiar las cosas, por supuesto, y más si nos resultan tan lejanas.

Los desechablesHa llovido mucho desde la filmación de Los Olvidados, de Luis Buñuel, Pixote, de Héctor Babenco, o La Vendedora de Rosas, de Víctor Gaviria, y cada nueva película de este género hace que la anterior parezca obra de Walt Disney, sin olvidar que muchos de los pequeños intérpretes de estas cintas no tardaron en dar con sus huesos en la cárcel o, con más frecuencia, en el cementerio. El generoso esfuerzo de mucha gente buena no es más que una misericordiosa gota de agua en un océano de horror, y el alivio parcial de situaciones acuciantes de miseria y marginación debería ir acompañado de enérgicas medidas políticas y sociales si no queremos que estos gestos se conviertan en un remedo de la escena del perro rescatado por Paco Rabal en Viridiana.

Es sorprendente cómo nos hemos ido acostumbrando a situaciones que en un pasado no muy lejano nos habrían resultado intolerables, y no es menos sorprendente que cuestiones como el dominio absoluto que ejercen las mafias del narcotráfico en los barrios marginales del Tercer Mundo se aprovechen para redoblar los esfuerzos represivos y para recortar los derechos de los ciudadanos, cuando son enteramente imputables a nuestras leyes antidroga, y no a las drogas en sí. Cansa tener que recordar que los camellos infantiles no existían cuando las sustancias hoy prohibidas se vendían en farmacias.

Es posible que los europeos empecemos a contemplar con otros ojos estos fenómenos a medida que los vayamos sufriendo en nuestras carnes. En Gran Bretaña no hay barrios de favelas ni infernales ciudades de Dios, pero un reciente informe de un grupo de expertos del King's College londinense da cuenta de una realidad hasta ahora desconocida en el Viejo Continente. Según este estudio, cada vez más menores pasan a engrosar las filas del narcotráfico, participando modestamente en un negocio que mueve cerca de 6.500 millones de libras en Inglaterra cada año. Algunas de las conclusiones más destacables del informe son:

· Niños de hasta 12 años están vendiendo drogas.
· Cada vez son más los preadolescentes que trafican al menudeo o trabajan como ojeadores para los camellos.
· Muchos de ellos dejan de ir al colegio para atender a la clientela
· Muchos son introducidos en el tráfico por algún pariente cercano
· Los adolescentes que viven en zonas donde las drogas son habituales suelen sentir admiración por los camellos, envidian su nivel de ingresos y aspiran a imitarles
· Los camellos adultos están contratando cada vez a más menores para la venta o para "dar el agua", al ser conscientes de que su edad hace más improbable que sean detenidos.

Para salvar a nuestros hijos, acabemos con la prohibición


Nada de esto es nuevo para quien haya visto Ciudad de Dios. Sólo falta saber si el gobierno británico va a imitar a los sucesivos gobiernos brasileños, apagando el fuego con gasolina, fomentando la proliferación de mafias y de agentes policiales asociados a ellas y lanzando campañas de propaganda tan ridículas como ineficaces, o si va a tomar el toro por los cuernos mediante la regulación y la reducción de daños. Es la única manera, jamás ensayada, de cortar este tipo de fenómenos. Como rezaba el eslogan contra la Ley Seca, "Para salvar a nuestros hijos, acabemos con la prohibición".

Más en The Guardian:

Revealed: Britain's network of child drug runners

13 octubre 2005

Canciones del verano, películas porno y campañas antidroga

El coronel Kurtz no sabía que lo peor estaba por llegarLas campañas institucionales contra las drogas tienen algunos puntos de contacto con las canciones del verano y con las películas porno. Siguiendo la máxima, "La ociosidad es la madre de todos los vicios", y teniendo en cuenta que el ocio vacacional se concentra en el verano, no es de extrañar que sea en estas fechas cuando aparecen al mismo tiempo los soniquetes y las pachangas que nos torturan sin piedad desde chiringuitos y barracas de feria, y las vallas, cuñas y spots que pretenden impedir que caigamos en prácticas contrarias a la Salud Pública.

Por otro lado, de este tipo de campañas se podría decir lo mismo que algunos dicen de las películas porno: "vista una, vistas todas". También es propio del porno Roland Topor: Lo que esconden las señorasbuscar una conmoción en el espectador pero, si en el cine X cada cual termina por encontrar el subgénero que más se ajusta a sus gustos y aficiones, las campañas antidroga adolecen de una monotonía y una falta de imaginación atroces, y sus efectos sobre sus supuestos destinatarios son más que discutibles. A las cifras de aumento del consumo y a las declaraciones de los próceres antidroga me remito.

Este año ha habido un reparto de papeles entre la FAD y el PND. Si en su anterior campaña veraniega la FAD resucitaba la imagen del gusano -que tan pobres resultados obtuvo hace diez años- y en octubre acudia al "¡nene, caca!", esta vez nos deleita en su campaña de TV con un plagio apenas disimulado de Requiem For a Dream: Unos chavales "alternativos" salen del WC después de meterse unas filas y se ven transportados a un plató de TV donde se juega a la Rueda de la Fortuna, pero en hiperchungo. Vamos, el meme tan manido de "tomar drogas es como jugar a la ruleta rusa". Desde luego que, tal y como está la tele, la alucinación cocaínica que se muestra en el spot da muuucho miedo.

Cada inhalación de oxígeno te acerca más a la tumba: abstente de respirar Tus neuronas son tus amigas: no las maltratesLa campaña en vallas es distinta, pero su intención no deja de recordarnos a la del del anuncio del comecocos que devoraba neuronas. Se muestra a una parejita modelna con cara de llevar varios meses sin sexo y con la parte superior de la cabeza cuadriculada con unos rótulos que rezan "raya", "pasti" "porro" y unos huecos que, imagino, hacen referencia a las neuronas que van cayendo como iraquíes bajo las bombas de la insurgencia. Debajo, el poco imaginativo eslogan de la campaña: "Cada vez cuenta". Menos mal que los creativos publicitarios (poco aficionados a la cocaína, como todo el mundo sabe) no cobran por esta labor social, porque de ninguna de las drogas citadas se puede decir, sin mentir con el mayor de los descaros, que produzcan daño neuronal, transitorio o permanente. Cabe destacar que las campañas donde se equipara el consumo de cannabis al de otras drogas como la cocaína sólo pueden tener el efecto de incrementar el uso de esta última. Que no se nos vengan quejando dentro de unos años cuando suban aún más los porcentajes de uso de coca entre los jóvenes.

 ¿qué da más miedo? ¿el balón o la sonrisa de la ministra Salgado?Por su parte, el Plan Nacional sobre Drogas ha concentrado sus esfuerzos en aumentar la cacareada percepción del riesgo. El símbolo de este riesgo (en este caso no hay diferencias entre publicidad televisiva y estática) es un balón erizado de alambre de espino, arrojado a una cancha donde juegan a baloncesto unos jóvenes, por un tétrico personaje envuelto en un gabán negro. El eslogan, que se puede interpretar como una advertencia pero también como un reto, es "Drogas: ¿te la vas a jugar?". La mera comparación entre algo que sólo puede producir daño con algo que puede causar dolor pero también placer, es ya un mal punto de partida, pero el eslogan ambiguo y la figura siniestra (a muchos adolescentes les encanta todo lo siniestro) terminan por arruinar cualquier virtud que pudiera tener la campaña.

No se entiende muy bien el empecinamiento de las autoridades sanitario/policiales en estas estrategias de probado fracaso. De vez en cuando surge alguna voz que pide un cambio en el enfoque de las campañas, se insiste en que el recurso al miedo no sólo no funciona, sino que incluso puede ser incitador, se habla de apelar a la responsabilidad y a la capacidad para tomar decisiones de los adolescentes... pero todas estas buenas palabras se quedan en nada y, como el yonqui que corre en busca de su camello al salir de una cura, los narcocruzados vuelven siempre a las andadas. Y es que de las drogas se puede salir, pero la adicción de nuestros gobernantes al prohibicionismo y a la mala propaganda es un mal crónico que merecería ser estudiado a fondo.