08 julio 2001

Recogemos este mensaje de Hipólito enviado a la lista de Energy Control. Por cierto, Hipólito, no hay nada de increíble o escandaloso en lo que cuenta Chomsky. Lo increíble es el mejunje que nos sirven los mass media intentando que creamos que existe una guerra contra las drogas.

Hace unos días recibí un correo de la organización americana MAPS (Asociación Multidisciplinar para el Estudio de los Psicodélicos) enviado por un suscriptor que contiene un extracto de una entrevista a Noam Chomsky.

Noam Chomsky está considerado el intelectual más citado del mundo. Lingüista norteamericano, su fama le viene de sus abundantes ensayos filosóficos y políticos. Quizás su especialidad como lingüista, le empuja a llamar a las cosas por su nombre, y le convierte en un pepito grillo que no pierde ocasión en denunciar los desmanes del poder. Por esta razón se le considera un disidente, algo así como el Saharov americano. Y sus ensayos son reconocidos por otros intelectuales de todo el espectro político.

Por esta razón me parece oportuno aportar al grupo la traducción de un extracto de una entrevista, por que hace referencia al tema de las drogas, que tanto nos ocupa, y por que acaba con unas conclusiones que están en la línea de lo que EnergyControl preconiza.

Bueno, basta de rollos y doy paso al maestro. Lo que dice puede parecer a veces escandaloso e increíble. Pero como prueba de lo acertado de sus razonamientos y la validez de sus fuentes documentales, sirva decir que jamás ha sufrido ninguna querella por difamación, a pesar de que sus denuncias apuntan alto, y se recogen en libros con millones de ejemplares vendidos en todo el mundo.

Más información en:
http://www.ariannaonline.com/interact/phorum/read.php?f=5&i=24&t=24
http://www.hal-pc.org/~clyndes/political-chomsky.html

NOAM CHOMSKY SOBRE EL COMPLEJO INDUSTRIAL DE LA GUERRA CONTRA LAS DROGAS

La propaganda es mucho más eficaz cuando se combina con el terror. Se tiene el mismo problema en el ámbito doméstico, donde el público se desmadra continuamente. Se han de poner en marcha medidas para asegurar que la gente permanece pasiva, apática y obediente, y no interfiere en el privilegio o el poder. Es un asunto capital de la democracia moderna. Igual que se expanden los mecanismos de la democracia, como los derechos de los ciudadanos, crece también la necesidad de controlar al pueblo por otros medios.

De este modo, el crecimiento de la propaganda corporativa en los USA más o menos sigue en paralelo al crecimiento de la democracia. No es ningún secreto. Se discute de un modo franco y abierto en libros y revistas de negocios, y en publicaciones académicas de ciencias sociales. Se trata de luchar en la eterna batalla por las mentes de las personas, según la fraseología estándar, para adoctrinar y uniformar del mismo modo en que los ejércitos uniforman a sus miembros. Se trata de medidas de control de la población. Esta ingeniería o manufactura del consenso, es la esencia de la democracia. Se trata de asegurarse de que intrusos ignorantes y entrometidos –es decir, nosotros; el pueblo- no interfieren con el trabajo de la gente seria que gestiona los asuntos públicos en defensa del interés de los privilegiados.

Uno de los medios tradicionales y más obvios para el control del pueblo en cualquier sociedad, independientemente de que se trate de una dictadura militar o una democracia, es asustarla. Si el pueblo está asustado, estará dispuesto a ceder autoridad a sus superiores para que les protejan: “De acuerdo, te dejo que dirijas mi vida a cambio de que me protejas”. De este modo se estimula el miedo a la droga y al crimen mediante la propaganda estatal y del mundo de los negocios.

La Guerra a las Drogas (The Drug War) es un esfuerzo por estimular el miedo a la gente peligrosa de la que nos debemos proteger. Es además un medio de control de lo que se califica como “clases peligrosas”, esa gente superflua que realmente no tiene ninguna función asignada y no contribuye a la generación de beneficios y la creación de riqueza. Hay que ocuparse de ellos de algún modo.

El consumo de marihuana llegó a su pico a finales de los 70, pero no por ello se criminalizó en exceso. No ibas a la cárcel por consumirla, porque la mayoría de los consumidores eran gente encantadora como nosotros, los hijos de los ricos. No los mandas a la cárcel del mismo modo que no lo haces con ejecutivos de grandes empresas, a pesar de que los delitos corporativos son más costosos y peligrosos que los delitos callejeros.

Pero entonces, durante los años ochenta el uso de varias sustancias “poco saludables” empezó a declinar entre los sectores más educados: marihuana, tabaco, alcohol, carne roja, café, toda esta categoría de productos. Por otra parte, su uso permaneció estable entre los sectores pobres de la población. En los Estados Unidos, la correlación negros y pobres - no son idénticos pero existe una correlación – en sectores pobres de la población de negros e hispanos, el uso de estas sustancias permaneció estable.

Por esta razón, mejor prestar atención a estas tendencias cuando se invoca una “guerra contra las drogas”, se sabe exactamente que enemigos se van a seleccionar: gente pobre y negra. No vas a detener a gente blanca y rica: no vas a buscarlos a sus zonas residenciales de clase media alta como en la que yo vivo, donde si alguien se va a su casa y esnifa cocaína, la policía no va a entrar en ella derribando la puerta de una patada. Por tanto, hay muchos factores que hacen que la guerra a las drogas sea una guerra contra los pobres, mayoritariamente gente de color. Este es el tipo de gente de la que se quieren deshacer.

La gente pobre es básicamente superflua para la producción de riqueza, y por esta razón los ricos quieren desembarazarse de ella. Los ricos además atemorizan al resto, por que si te asusta esa gente, te someterás a la autoridad del estado.

Pero más allá de todo esto, existe un estado industrial. Desde los años treinta, los hombres de negocios han entendido que una economía capitalista privada competente debe recibir generosos subsidios del estado; la única cuestión es cómo conseguir estos subsidios. En los Estados Unidos la forma principal es a través del sistema militar. Los sectores más dinámicos de la economía –ordenadores, Internet, la industria aeronáutica, la farmacéutica – se han alimentado de los presupuestos del ejército.

Pero la industria del control del crimen, tal y como la definen los criminólogos, se está convirtiendo en la industria de crecimiento más rápido en los USA. Y como industria estatal que es, se financia con dinero público. Sobre todo la industria de la construcción, de bienes inmuebles, y de alta tecnología.

Está alcanzando una escala tal, que la alta tecnología y demás proveedores del ejército la observan como un mercado codiciado para colocar alta tecnología para el control y la vigilancia, así se puede observar lo que la gente hace en su vida privada con sofisticados dispositivos y superordenadores: seguimiento de sus conversaciones telefónicas, análisis de orina, y cosas por el estilo. De hecho, llegará el día en que esta población superflua se podrá confinar en sus propias casas, no en la cárcel, y simplemente se les controlará por vía remota, registrando si hacen algo incorrecto, dicen algo incorrecto o van en la dirección equivocada.

Es evidente que se trata de un gran mercado potencial, cuando las compañías de la industria de defensa se interesan por él: se puede leer al respecto en “The Wall Street Journal”. Las grandes firmas de asesoramiento legal y de inversiones se interesan: Merrill Lynch facilita generosos préstamos para la construcción de prisiones. Si se toma el sistema al completo, probablemente se esté acercando en dimensiones al del Pentágono.

Además, es una fuerza de trabajo tremenda. Se habla mucho de los trabajadores forzados de China, pero el trabajo forzado de los reclusos es un estándar aquí (en USA). Es muy barato, no se organizan, los trabajadores no reclaman derechos, no te has de preocupar por las pensiones y el seguro médico, por que el dinero público cubre todos estos gastos. Es lo que se llama una fuerza de trabajo flexible, el tipo de cosas que los economistas adoran: tienes los trabajadores cuando los necesitas, y te deshaces de ellos cuando no son necesarios. Es más, se trata de una vieja tradición americana. Hubo una gran revolución industrial en algunas zonas del sur a principios del siglo XX, en el norte de Georgia, Kentucky y Alabama, y se apoyó sobre todo en fuerza de trabajo reclusa. Los esclavos estaban técnicamente liberados, pero al cabo de unos años, en esencia, volvían a ser esclavos de nuevo.

Una forma de controlarlos era confinándolos en prisiones, donde se convertían en fuerza de trabajo controlada. Este es el núcleo de la moderna revolución industrial del Sur, que continuó en Georgia desde los años 20s, y hasta la Segunda Guerra Mundial en sitios como Mississippi. Ahora todo esto se revitaliza. En Oregon y California existe una sustancial industria textil en las prisiones, que exporta a Asia. A la vez que la gente critica la fuerza de trabajo encarcelada en China, California y Oregon exportan textiles “de fabricación reclusa” (“prison-made”) a China.

...En el estado de Washington, los trabajadores de Boeing protestan por la exportación de puestos de trabajo a China, pero probablemente no saben que sus puestos de trabajo se están exportando a prisiones cercanas, donde hay mecánicos que trabajan para Boeing bajo condiciones que, por razones obvias, son el regocijo de los gerentes de la compañía.

Las Naciones Unidas intentan controlar el comercio internacional de drogas, y estiman su valor, entre 400 y 500 mil millones de dólares, lo que le convierte en superior al del petróleo, que significa un 10 % del comercio mundial. Se desconoce el destino de la mayor parte del dinero generado, pero se estima que alrededor del 60 % tiene como destino bancos norteamericanos.

¿Pero a donde va este dinero?. Gran parte de estas cantidades acaban en los paraísos fiscales más próximos. Es tan oscuro que nadie lo sigue, y de hecho nadie quiere saber al respecto. Pero el Departamento de Comercio publica cada año datos de inversión extranjera, a donde va la inversión en el extranjero de capital de los USA, y a lo largo de los 90s el gran interés residía en las inversiones en los “nuevos mercados emergentes” como los de la América Latina. Y resultó que un cuarto de las inversiones americanas en el extranjero, se produjeron en Bermuda, otro 15 % en las Bahamas y las Islas Caimán, y otro 10 % en Panamá, y así sucesivamente. Estas inversiones no están financiando a la industria siderúrgica de estos países precisamente. La interpretación más benigna es que se trata únicamente de paraísos fiscales. Y la menos benigna es que se trata de llevar el dinero negro a lugares en los que no se controla su procedencia. No sabemos de donde sale por que de hecho esto no se investiga. Esta no es tarea para el Departamento de Justicia, que está demasiado ocupado persiguiendo a chicos negros en los guetos por llevar un porro en el bolsillo.

Las políticas neoliberales del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, dirigidas por los USA, tratan de transformar a los campesinos en exportadores de productos agrícolas, produciendo, no para el consumo local, sino para la exportación. Quieren reducir los programas sociales, tales como el gasto sanitario y en educación, y recortar el déficit público mediante el aumento de las exportaciones. De este modo bajan aranceles con el fin de poder verter en estos países productos muy subsidiados, lo que acaba provocando un recorte en la producción local de los campesinos indígenas. Ponlo todo junto y ¿Qué obtienes?. Tienes un gran incremento en la producción de coca boliviana, que se convierte en su única ventaja comparativa.

Otro factor importante a tener en cuenta es la guerra clandestina. Si se observa la historia de lo que se conoce como la CIA, o lo que es lo mismo, la Casa Blanca, sus guerras sucias, sus asuntos bélicos clandestino, llevan directamente a la producción de drogas.

Todo comenzó en Francia después de la Segunda Guerra Mundial, cuando los Estados Unidos trataban esencialmente de restituir el orden social tradicional, trataban de rehabilitar a los colaboradores fascistas, barrer a la “Resistance” y reventar a los sindicatos y todo lo demás. Lo primero que hicieron fue reconstruir a la Mafia, de gran utilidad para romper huelgas y para otros servicios por el estilo. Y la Mafia no trabaja por amor al arte, así es que hubo compensaciones: en esencia, les permitieron restituir los sistemas de producción de heroína, que habían sido destruidos por los fascistas. Los fascistas tenían tendencia a pilotar el buque del poder de forma hermética; no querían ninguna competencia, así es que expulsaron a la Mafia.

Pero los USA les devolvieron sus privilegios, primero en el sur de Italia y luego en el sur de Francia con la Mafia corsa. De aquí viene la famosa “French Connection”. Este fue el principal centro de la heroína durante muchos años. Después las actividades terroristas de los USA se dirigieron hacia el Sudeste Asiático. Si se quieren conducir actividades terroristas, se necesita gente local para que lo hagan, y se necesita dinero negro para pagarles. Si se quiere alquilar a alborotadores y sicarios con dinero secreto, no hay demasiadas opciones. Una de ellas es la conexión de la droga. Es el conocido Triángulo Dorado, entre Birmania, Laos y Tailandia, que se convierte en un área de gran producción con la ayuda de los Estados Unidos, como parte de la guerra secreta contra las poblaciones de estos países. En América Central, se hizo público parcialmente con las comparecencias por el escándalo Iran-Contra, aunque se silenció gran parte de la trama. Pero está fuera de toda duda que las operaciones terroristas en América Central de la Administración Reagan estaban íntimamente ligadas y financiadas con el tráfico de drogas. Afganistán se convirtió en uno de los grandes centros del tráfico de drogas en el mundo en los 80s, por que este era el medio de pago por la contribución armada de los USA, valorada en millones de dólares: se trata de los mismos fundamentalistas islámicos que están arruinando su país. Esto es cierto a lo largo de todo el mundo. No se trata de que los USA traten de aumentar el consumo de drogas, es la forma natural en que las cosas suceden. Si te encuentras en la situación en la que has de emplear a rufianes y gangsters para matar campesinos y romper huelgas, y debes hacerlo con dinero invisible, ¿Qué te vendría a la mente?.

HT: ¿Cuál es tu postura en lo que respecta a la legalización de las drogas?

Chomsky: Nadie sabe cual sería el efecto. Cualquiera que te diga que lo sabe, es tonto o te engaña, por que nadie lo sabe. Es este tipo de cosas que deben ser probadas, debes experimentar y ver cuales son los efectos. Muchas drogas blandas ya son legales, principalmente alcohol y tabaco. El tabaco es de lejos el mayor asesino entre los psicoactivos. Las muertes por alcohol son un poco más difíciles de estimar, porque una gran cantidad de muertes violentas están asociadas al consumo de alcohol. Con cifras mucho más bajas vienen las denominadas drogas duras, que significan una pequeña fracción de las muertes producidas por el alcohol y el tabaco, quizás 10 o 20 mil al año (en USA). Las drogas duras con un crecimiento más rápido son las APS, sustancias del tipo anfetamina, producidas mayoritariamente en los USA. Respecto al resto de drogas, la marihuana no parece ser demasiado dañina. Quiero decir que generalmente se le considera como no saludable, pero tampoco lo es el café, ni el té, ni tampoco los pasteles de chocolate. Sería demencial criminalizar el café, aun a sabiendas de que es dañino.

Los USA son uno de los pocos países donde esto se considera un asunto moral. En la mayoría de países se considera un tema sanitario. En estos últimos no encuentras a políticos vociferando cuan duros van a ser en el tema drogas. Así es que lo primero que debemos hacer es abandonar esta fase de control de la población, y entrar en la esfera de los asuntos sociales. La corporación Rand estima que si comparas los efectos de los programas de represión del delito respecto de los programas educativos a la hora de reducir el uso de drogas, los programas educativos tiene una eficacia alrededor de 7 veces superior. La cuestión es, ¿Qué clase de educación vas a impartir?. Los programas educativos no son la única categoría posible. La educación también tiene que ver con las circunstancias en que las drogas se utilizan. La respuesta no es encarcelar a más gente. La respuesta es tratar de averiguar que está pasando en sus vidas, en sus familias, ¿Necesitan cuidados médicos, y cosas por el estilo?. Esta curiosa disminución en el uso de drogas entre sectores educados de la población, como dije, abarca todo el espectro –carne roja, café, tabaco, etc. Esto es educación. No es que hubiera un programa educativo que dijera deja de tomar café, es simplemente que las actitudes hacia uno mismo y en lo que respecta a la propia salud, el estilo de vida y todo lo demás, cambiaron entre los sectores más educados de la población, y los abusos desaparecieron. Y nada de esto tiene que ver con la criminalización. Simplemente tiene que ver con un aumento en la cultura y el nivel educativo, que conduce inevitablemente hacia un mayor cuidado de uno mismo.